En el cotidiano ser, debemos estar siempre vinculando Nuestro saber hacer con nuestro sentir. Para, con y por los otros, desde lo propio. Este es el tipo de reflexión manifiesto, humano y semi urbano; urmano (de cerro). Lo que observo, siento y hago, lo comparto. Kaco Riveros Grospelier
2 abr 2014
¿Culpables o responsables?
"Existe una gran diferencia entre ser responsable y ser culpable. Somos totalmente inocentes desde que nacemos hasta que morimos. Lo que sucede es que hemos realizado acciones que no han sido aprobadas por una parte de nosotros. Nuestros códigos éticos y principios precisan coherencia, pero, finalmente, nuestras acciones son la resultante de un complejo programa de condicionamientos y circunstancias. El dolor del auto-reproche y la consciencia que reconoce nuestra perversión son suficientemente transformadores de futuras conductas. Somos mucho más que nuestras múltiples partes en juego.
Hemos cometido muchos errores cuya parcialidad e incompetencia, tal vez no nos guste repetir. Pero mejor que otorguemos al error un cometido didáctico en vez de condenatorio. En realidad, hemos hecho en la vida, tan sólo, lo que en cada momento hemos sabido y podido. Lo que hemos sido capaces de hacer con el andamiaje mental de que disponíamos en aquel momento. El simple hecho de ser conscientes y de tratar de respetar a todos los seres, ya es un acto liberador. No existe error, en todo caso, tan sólo aprendizaje.
Conforme evolucionamos, terminamos por aceptar nuestra sombra y darnos cuenta de que tenemos que vivir con nuestros errores, nuestras limitaciones y aspectos que nos perturban. Son momentos en los que se suprime el juicio condenatorio porque uno ya se ha vivido desde casi todas las posiciones, con lo cual, relativiza las posibles culpas y condenas que su mente proyecta.
Solamente llegamos a culpar a los demás cuando todavía nos seguimos culpando a nosotros mismos. Sin embargo, cuando uno se acepta y perdona, llegando a saber que somos inocentes y que no existe la culpa ni existe culpable alguno en el Universo, se disuelve la rabia y se cierran las heridas internas. Uno ha aprendido a comprenderse y, por extensión, a comprender todo programa mental que el ser humano ejerce. Un grado de lucidez que no nos impide denunciar ni rechazar de nuestra vida las conductas que nos molestan o incomodan. Ya no nos confundimos cuando apartamos de nuestro entorno a personas cuyas maneras calificamos de insoportables, tal vez porque sabemos que nadie es culpable de “llevarlas puestas”."
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